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El Gran Palacio y el Pequeño Palacio forman un gran conjunto, destinado inicialmente a acoger los grandes salones temporales. La estructura de estos monumentos (con la gran vidriera, la nave y las galerías nacionales para el primero, la verja de entrada, los techos pintados y las vidrieras para el segundo) los convierte en obras maestras indiscutibles.
Después del éxito de la Torre Eiffel en 1889, Francia debía demostrar que podía mejorarlo en la siguiente exposición universal, la de 1900, que marcaba la entrada en un nuevo siglo. Se convocó un concurso para realizar el «gran palacio» el nuevo palacio de bellas artes de la capital. Cuatro arquitectos (Deglane, Louvet, Thomas y Girault) fueron seleccionados para llevar a cabo esta construcción.
Se trataba de una doble proeza técnica y artística. Por un lado, representa una sorprendente mezcla de estilos, entre clasicismo y Art-Nouveau. Por otro, cuenta con una gran variedad de materiales, que va del acero (se emplearon más de 8000 toneladas, más que en la Torre Eiffel) al vidrio, pasando por la piedra. Con su espectacular vidriera, la más grande de Europa, el Gran Palacio fue declarado Monumento histórico en el año 2000, y desde 1937 alberga el Museo de las Ciencias, el Palacio del Descubrimiento, al oeste del edificio.
Muy pronto, el palacio dejó atrás su vocación de palacio de bellas artes para acoger salones, exposiciones y concursos que diesen a conocer las últimas novedades al público. Estas manifestaciones tuvieron tanto éxito que el espacio se quedó pequeño para acoger a todos los visitantes. A principios de la década de 1960 los salones se trasladan al Cnit de la Défense o al Parque de Exposiciones de la Puerta de Versalles. Actualmente, el Gran Palacio sigue acogiendo diversos acontecimientos en la nave y 4 exposiciones al año en las Galerías nacionales.
Construido como el Gran Palacio para la exposición universal de 1900, para acoger los salones temporales, el pequeño palacio se convirtió en el museo de bellas artes de la ciudad de París en 1902, albergando destacadas colecciones del arte anterior a 1900. Los visitantes pueden contemplar obras importantes de grandes pintores como Monet, Renoir, Rubens o Cézanne, que el Hotel Brighton recomienda.